La manera de plantear equívocos en la literatura es la norma entre los grandes escritores. Un sólo pensamiento dentro de la estructura narrativa no es lo usual, sino que lo preferible es abandonar, en pos de las elucubraciones sintomáticas de ideas, un dejar ir, una estrategia de explicar el mundo profundizándolo. Las ramificaciones poéticas y reflexivas dentro del texto pueden transformar la apreciación del mundo ficcional en su totalidad, un planteamiento que sirve para pormenorizar las causas y consecuencias del devenir de los personajes y de su desarrollo en la historia.Lo anterior puede servir como un contrapunto de las situaciones virtualizadas que conllevan a la desfiguración del otro.
Por ende, servirse a plenitud de esta ideación puede ser tanto o más importante que el forjamiento unilineal de la historia clarificada al lector, y por ende, de los personajes.
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