I
En un mundo continuamente
en crisis, Joaquim Machado de Assis se yergue como un adelantado, un impulsor de un
cambio de paradigma de la literatura en Latinoamérica, transformación que renuncia
a la perspectiva individualista del romanticismo, para mostrar un mundo
realista, sin carecer de la pulsión de humor e ironía más relevante y
contemporánea.
El brasileño Machado
señaló el camino para otros cultores del género novelístico, expuso las problemáticas
de su tiempo y anunció el tipo de sociedad en la cual él estaba inmerso. Sus
libros no sólo fueron una gran influencia para otros autores brasileños de gran
prominencia a principios del siglo XX, sino que estableció un nuevo estándar dentro
del gran canon de la literatura universal. A su vez, la literatura del presente,
de temática posmoderna, no podría haberse propagado tan rápido en el continente sin los
parámetros temáticos y estilísticos planteados por Machado de Assis.
A más de cien años de
su partida, el legado machadiano nos señala de manera clara que uno de los
objetivos más prístinos de la literatura es mostrar creativamente descripciones sin censura de la realidad social, enmarcada en un contexto histórico y cultural determinado.
Esta estructura
narrativa, refrescante y ambiciosa, es un sello que forjó su personalidad como autor, expresada a través de diversos recursos, como
la ironía, la fragmentación y la ruptura de la cuarta pared, características
esenciales en la escisión entre la vieja y la nueva literatura, es decir, la
modernidad decimonónica, expresada en un escenario fragmentado y en incesante
evolución.
II
En los últimos años,
bajo el amparo de las discusiones sobre las identidades raciales, el color de
piel de Machado ha sido foco de grandes debates. Ciertos portavoces y/o
partidarios del renovado activismo negro son críticos de que el racismo fuese el
responsable de emblanquecer al escritor, imagen que perduró hasta los últimos años.
El emblanquecimiento de Machado, así como de otros autores de raza negra,
es una realidad. Una muestra de las extrañezas no sólo de Brasil, (un país en
que la mitad de su población es afrodescendiente), sino de una inclinación generalizada en presuponer que la alta cultura pertenece a grupos étnicos particulares.
En los libros de Machado de Assis no sólo se describen a personajes que representan a la elite brasileña de las ciudades, sino también a personajes que son propios del régimen esclavista en el ámbito rural (Brasil
fue el último país del continente en abolir la esclavitud, en 1888). No
obstante, más allá de la expresión de la problemática social, es posible
disfrutar de sus historias de manera equilibrada, sin indagaciones presuntuosas sobre el ámbito social y político.
En aquellos años,
escribió lo más granado de su bibliografía: Quincas Borba (1891), Dom Casmurro
(1899) y Memorial de Aires (1908). En 1893 publicó “A Missa do Galo”, su mejor
cuento, de acuerdo con los especialistas en su obra.
Alabado por grandes
intelectuales como Harold Bloom, Susan Sontag y Philip Roth,
Machado de Assis logró un legado indeleble como uno de los grandes de Brasil, un
autor que ha impactado a varias generaciones. Sin embargo, a pesar de su nuevo auge,
Machado sigue siendo ajeno a la popularidad y difusión de otros autores
latinoamericanos.
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