En los tiempos coloniales, el ámbito de la corte y el locutorio del claustro eran los únicos lugares en que las mujeres podían dar rienda suelta a sus intereses eruditos. Esto es algo que Octavio Paz mencionó, y no se equivoca. Sor Juana Inés de la Cruz (1648 - 1695) siempre supo esto, y no se casó precisamente para orientarse hacia el ámbito de la cultura y las letras, aprovechando muy bien estos espacios restringidos para codearse intelectualmente con otros hombres.
Sor Juana Inés de la Cruz fue una religiosa de la Orden de San Jerónimo y como escritora, fue una de las máximas exponentes del Barroco, así como del Siglo de Oro Español. Su literatura es de enorme nivel, por lo que recibió un reconocimiento inopinado de la alta sociedad del Virreinato de Nueva España. Sus libros tratan una gran diversidad de géneros literarios, entre los que pueden destacarse la lírica, el auto sacramental y el teatro. En específico, dentro de su obra poética, se pueden encontrar géneros como décimas, romances, sonetos, y otro vasto corpus de formas literarias.
En los sonetos de Sor Juana podemos descubrir un enfoque maniqueo de lo que es el amor, es decir, una orientación que tiende a ver oposición radical entre lo bueno y lo malo, en donde la religiosa personifica al ser amado como virtuoso y al amante aborrecido le confiere todos los defectos y vicios. Algunos críticos de su obra han intentado teorizar sobre un amor malogrado, aunque esto no es en absoluto una tesis respaldada por los especialistas de su obra. Octavio Paz deduce que si la literatura de Sor Juana hubiese reflejado algún trauma amoroso de su vida personal, éste se hubiera descubierto, lo cual, teniendo en cuenta la rigidez de la sociedad colonial, hubiese sido un escándalo.
La poesía de Sor Juana toma los mejores elementos de una extensa tradición del canon medieval prefijados desde el Renacimiento español, el que se desarrolló sin rupturas hacia el Barroco. De esta manera, podemos ver en su obra poética reminiscencias de la tradición neoplatónica, lamentos del amor cortés, y antítesis petrarquistas o incluso, influencias del estoicismo de Quevedo.
Al igual que la mayoría de los poetas del siglo XVII, Sor Juana no busca expresarse a si misma como fuente primigenia de inspiración, sino que forja metáforas que exponen un punto de vista de lo que es el amor, transmitida por diversas influencias poéticas. En otras palabras, esta construcción de los objetivos poéticos es único en ella, no tanto como una elaboración desde la experiencia, algo irrepetible en Sor Juana, sino por la mezcolanza inaudita de los diversos elementos poéticos que exponen su arquetipo de lo que es el sentimiento amoroso.
Comentarios
Publicar un comentario